PRIMER MOMENTO

Buen día para todos.

 

Contar una narrativa de un maestro que lo habita ¿Qué gestos de maestros marcaron su vida escolar? ¿Qué maestros rememora? ¿Por qué rememora a ese maestro? ¿Qué prácticas pedagógicas hacia ese maestro en el aula?

 

Hoy quiero compartirles la historia de un maestro que fue una figura fundamental en mi vida escolar, alguien a quien recuerdo con especial cariño y respeto. Su nombre era el profesor Cesar Octavio Moreno Hernández y aunque ya hace años que dejé su clase, su influencia sigue presente en mi vida. Él no fue solo un docente, sino alguien que, a través de sus gestos y su trato, me enseñó mucho más que el contenido de su asignatura.

Recuerdo que cuando entrábamos al salón de clase, lo primero que nos recibía era con una sonrisa paciente y esa manera de mirar que parecía decir: “Confío en ustedes”. Su forma de enseñarnos era especial porque hacía que cada uno se sintiera visto y escuchado, sin importar nuestras habilidades. Cuando alguien daba una respuesta incorrecta, en lugar de corregirnos de inmediato, nos guiaba con preguntas para que llegáramos a la solución por nosotros mismos. Era un gesto sencillo, pero eso me enseñó que en la educación no solo importa la respuesta, sino el camino que recorremos para llegar a ella.

Una de las prácticas que más recuerdo era cómo, en cada clase, formaba grupos y nos daba problemas complejos para resolver entre todos. Al principio me resultaba incómodo, porque solía preferir trabajar sola. Pero él insistía en la importancia de aprender de los demás, de escuchar otras ideas, y con el tiempo me di cuenta de que esas lecciones de colaboración y empatía son las que realmente nos preparan para la vida.

Agradezco profundamente haber tenido un maestro así, porque me mostró que la educación es algo que se construye en conjunto. Su trato amable y paciente, sus preguntas que nos hacían reflexionar y su respeto por cada uno de nosotros han quedado marcados en mí. Incluso hoy, cuando enfrento retos, pienso en su confianza y recuerdo la importancia de valorar el proceso tanto como el resultado.

Gracias por permitirme compartir esta historia y rendir un homenaje a una figura que, aunque ya no esté en mi vida diaria, sigue siendo un punto de inspiración.

 

 

SEGUNDO MOMENTO

Escribir una carta a mi yo posible, es decir al maestro que quiero ser cuando ejerza la profesión de maestro ¿Qué condiciones tendría el maestro que quiero ser? ¿Por qué ese maestro es necesario para estos tiempos?

 

Hoy quiero escribir desde el presente en el que todavía sueño con la maestra que seré. Me imagino la persona que llegaré a ser cuando esté en el aula, frente a mis estudiantes, y siento una mezcla de emoción y responsabilidad. escribo para recordar las cualidades que creo que son esenciales en la maestra que deseo convertirme y para no olvidar por qué esta vocación es tan necesaria en el mundo actual.

Primero, quiero ser una maestra que inspire confianza y respeto. Que cada estudiante que entre a mi clase se sienta valorado, respetado y escuchado. En un mundo tan lleno de distracciones y presiones, muchos de los estudiantes necesitan un espacio donde puedan ser ellos mismos y expresarse sin temor al juicio. Quiero ser una maestra que valore las diferencias, que sepa escuchar y que haga a cada uno de los estudiantes sentirse que son únicos y valiosos.

También, espero ser una guía en el proceso de aprendizaje, alguien que no solo enseñe respuestas, sino que inspire a los estudiantes a hacerse preguntas. Quiero motivar a los estudiantes a explorar, a no quedarse con lo que está en los libros, sino a ir más allá. Que cada lección sea una invitación a la curiosidad y a descubrir lo fascinante que puede ser el conocimiento. En estos tiempos, donde la información está en todas partes, lo que necesitamos es enseñarles a pensar críticamente, a distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es.

Más que un transmisor de conocimientos, quiero ser un ejemplo de empatía y resiliencia. Los tiempos que vivimos son complejos, y los jóvenes necesitan modelos que les enseñen a afrontar los desafíos con perseverancia y empatía. Espero que ser una maestra que enseñe con el ejemplo, que demuestre que se puede construir un camino propio con esfuerzo y respeto por los demás.

Por último, quiero que ser una maestra que siga aprendiendo. Que nunca pierda el deseo de actualizarse, de adaptarse y de ser flexible. El mundo cambia, las necesidades de los estudiantes, para ser una buena guía necesitare siempre estar dispuesta a evolucionar, a entender nuevos lenguajes y formas de conectar.

Confío en que lograre ser esa maestra. Sé que no será fácil, pero recordare que esta labor es más necesaria que nunca. Hoy más que nunca, necesitamos maestros que crean en sus estudiantes, que los impulsen a cuestionar el mundo y a construir un futuro mejor. Sé que lo puedo lograr, y desde aquí, envío toda la determinación y el ánimo para seguir adelante.

 

 

Con cariño y esperanza, a mi yo posible.